Entrada Mi Secreto

Erase que se era, y por entonces ya existía, aquello a lo que han llamado poesía.
Dulces letras que salen del alma y pintan un sentimiento no explicado con palabras.
¿Palabras o letras?...
Erase que se era...

martes, 28 de agosto de 2012

AVES NOCTURNAS

Como rapaces que investigan la noche, escribo en la soledad que me proporciona la oscuridad, en el silencio que me facilita el anochecer, en la intimidad de la hora tuna, en la tranquilidad del retiro.

Balanceo en silencio el recorrido de mi corta vida, hago zaping por los diferentes sucesos que inevitablemente sucedieron y no dejo de mortificarme por las acciones hirientes que mi corazón pudo ejecutar en algún momento y que hoy por hoy, el retazo de todo aquello, lo azota sin pudor ni compasión...

Como ave nocturna, busco mi perdón en la oscuridad, sin encontrar otro lugar, que mi preciado rincón. Éste, que en cada uno de mis días tristes o alegres, ha estado ahí. Me ha permitido trazar todas aquellas letras que salían de mi corazón sin pedirme explicación. Ha aceptado perfilar cada uno de mis estados en esencia pura. Ha transigido el sollozo y el lamento e incluso el regocijo, la hilaridad y la alegría...

Las buenas presas se capturan al anochecer, al igual que las buenas meditaciones, al anochecer, como buenas aves nocturnas... Cuando todo desaparece, el sol, el gentío, el mundanal ruido, cuando todo y todos hacen mutis por el foro y aparece la hora tuna, llega nuestro turno, nuestro instante para evadirnos, para saborear el interior de nuestros pensamientos, para hacer recuento de qué sí y de qué no..., para valorar nuestras decisiones y sentirnos con  nuestro interior vacío y herido o colmado y jubiloso.

Me siento esclava de mis palabras y mis actos..., pero en mi oscuridad, en mi nocturnidad y siendo cómplice de la hora tuna:  Te Pienso...

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