DE PRINCESA A DELICADO DUENDE

Siempre fue pequeña y delicada, vestida con ropas de seda y en colores que hacían imaginar el inmenso anhelo de un delicado ser, que a su temprana edad soñaba con ser reina.
Vivía inmersa en la ilusión de una niña de poca edad, viendo en su futuro rosas rojas en una cama de seda, donde esperaría con pasión a su preciado príncipe.
Cada día, cuando el resplandor del sol fluía por los tules de su ventana, respiraba hondo mirando a su alrededor, esperando que de un suspiro surgiera al amor de su vida. Un amor ávido, que aún no existía, pero que intuía no estar muy lejos de su encuentro.
Esperó un amanecer tras otro, y cuando quiso darse cuenta, sus vestidos de seda se estaban convirtiendo en harapos por el paso del tiempo. Su dulce carita de niña, se convertía irremediablemente en una tez dañada por las tinieblas pasadas y su corazón se convirtió en inexorable.
Supo entonces, que ser una bonita princesa no le había servido para otra cosa que no fuera para soñar y poniendo todo su empeño en ser alguien, comenzó a transformarse en un delicado duende de orejas puntiagudas, donde brillaban los colores verdes, haciendo llamamiento a la esperanza. 
Esperanza, no ya de ser hermosa y feliz, sino de estar llena aunque solamente fuera de alguna verdad. 

*...De Princesa a Delicado Duende...*