Es como bailar salsa...
Momentos increíbles, donde la felicidad surge hasta de un suspiro, atrayéndola hacia tí y pegando su cuerpo al tuyo, sintiendo latir el corazón del otro, escuchando las notas musicales y dejando fluir el movimiento del cuerpo, muy pegados, unidos en el primer paso de la danza.
En otros momentos, donde los instantes son mas complicados, difíciles, entra en juego el segundo pase de la coreografía. No soltándola de la mano, la alejas con fuerza, la despides de tu cuerpo en un instante, pero sin dejar de observarla, agarrada de un hilo que os hace estar unidos a pesar de las circunstancias.
Es el momento de voltearla, de hacerla dar una vuelta sobre sí misma y todo vuelve a su origen. Vuelves a sentir la necesidad de atraerla hacia ti, de sentir su movimiento cerca, y es entonces cuando ella vuelve a aproximarse, a unirse a tu cuerpo para continuar bailando salsa...
No siempre puedes sentirla cerca, anexada a tí, pero eso no significa que el amor no exista o haya desaparecido, sigue estando amarrado por el hilo del amor...
Bailando, fusionados aunque a veces alejados, la salsa es amar.
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